19 Feb El síndrome del salvador en pareja. ¿Qué es?
En una relación de pareja, es habitual que cada miembro de ella adopte un rol específico. Algunas personas pueden asumir el papel de cuidador, mientras que otras pueden actuar como proveedores. No obstante, uno de los roles más comunes en una relación es el del «salvador».
El síndrome del salvador en una relación de pareja supone una dinámica donde una persona asume que es su responsabilidad resolver los problemas, mejorar la vida o incluso "salvar" emocionalmente a su pareja, olvidándose de sus propios cuidados. El salvador es esa persona que siempre está dispuesta a ayudar y apoyar al otro, incluso a costa de sus propias necesidades. Se siente responsable de hacer feliz al otro, y a menudo se sacrifica para hacerlo.
Es importante aclarar que el síndrome del salvador no es un trastorno mental que esté recogido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), sino que se trata de una tendencia a necesitar sentirse necesitado, pero, no es un diagnóstico de ninguna enfermedad.
Características del síndrome del salvador
- Desequilibrio de poder. Aunque la persona esté convencida de que solo busca el bien del otro, lo que está haciendo inconscientemente es ponerse por encima. Así se inicia un juego en el que, el rescatador, a medida que ayuda, va engrandeciéndose a la vez que hace pequeños a quienes pretende ‘salvar’, al no dejar que estos salgan adelante por sí mismos. Al mismo tiempo, paradójicamente, su orgullo le impide reconocer sus propias necesidades y pedir ayuda cuando la necesita.
- Puede desarrollarse una relación codependiente donde el "salvador" necesita sentirse necesario y el otro depende emocionalmente del apoyo constante del salvador.
- Sentirse valorados. Uno de los motivos por los que no es fácil que el salvador renuncie a su rol es porque se resiste a no ser imprescindible. Y tiene su sentido porque para él es el único modo que conoce de sentirse visto y de dar sentido a su vida.
- Agotamiento emocional: El salvador puede experimentar agotamiento emocional debido a la constante necesidad de estar resolviendo problemas ajenos.
- Evitar mirar las propias heridas. El salvador pone toda su energía en solucionar los problemas del otro, para no tener que detenerse a observar su dolor y responsabilizarse de él. A menudo no se atreve a enfrentarse a sus carencias y conflictos internos y prefiere volcarse en los del otro.
- Tener el control. Los salvadores son excesivamente controladores. Para sentirse seguros necesitan que todo esté controlado, tanto situaciones como personas. Y como no se fían de la capacidad de otros para resolver sus problemas, prefieren encargarse ellos mismos.
- Frustración y resentimiento: Con el tiempo, el salvador puede sentirse frustrado o resentido si no recibe la gratitud esperada o si sus esfuerzos no parecen producir los resultados deseados.
Impacto en la relación de pareja
Pero ¿qué consecuencias puede tener este tipo de rol en una relación de pareja? Tanto el salvador como la persona salvada tienen en común el no hacerse responsables de sus propias emociones, desembocando en relaciones disfuncionales en las que hay una gran dependencia emocional y una acusada asimetría. Es decir, se produce una desigualdad de roles.
Aunque ambos creen que el otro les dará lo que necesitan, esto puede no suceder. El salvador se dará cuenta de que no puede hacer nada por el otro, pues el vacío que intenta cubrir nunca se llena, y el salvado siempre reprochará al salvador que nunca le va a dar lo que él necesita. Con el tiempo, el resentimiento acabará adueñándose del rescatador por no recibir afecto y agradecimiento a cambio de los servicios prestados.
Y como en muchos casos, la falta de límites y no atreverse a expresarlo verbalmente, puede acabar recurriendo al chantaje emocional, al victimismo o a la manipulación con el objetivo de obtener así el refuerzo que cree que merece.
Cómo encontrar un equilibrio saludable
- Tomar conciencia de ese patrón de comportamiento. Reconocer y admitir la dinámica del síndrome del salvador es el primer paso para cambiarla. Pregúntate: ¿Desde cuándo tienes esa necesidad de sentirte indispensable? ¿Qué beneficios has obtenido? ¿Ha habido alguna etapa en tu vida en la que esta característica haya sido más evidente?
- Fomentar la comunicación. Es importante que las parejas puedan hablar abiertamente sobre sus roles y cómo se sienten en la relación.
- Establecer límites. Es necesario que el salvador aprenda a establecer límites saludables y permitir que su pareja resuelva sus propios problemas cuando sea posible. Renunciar a ese papel puede ser costoso en un principio, pero recuerda que tienes derecho a pensar en ti y ponerte por delante.
- Buscar apoyo profesional. La terapia de pareja o individual puede ser útil para abordar las dinámicas de poder y dependencia, así como para trabajar en el desarrollo de habilidades personales y de afrontamiento.
- Fomentar la autonomía e independencia. Animar a la pareja a desarrollar sus propias habilidades y tomar sus propias decisiones. Esto no significa que debamos alejarnos de nuestra pareja, sino que es importante encontrar un equilibrio saludable entre el tiempo en pareja y el tiempo individual.
- Ocuparse de uno mismo. Es fundamental que cuidemos de nosotros mismos y de nuestras necesidades emocionales y físicas, para poder estar en una posición adecuada para cuidar de nuestra pareja.
- Cultiva la flexibilidad y la reciprocidad. Una relación sana siempre es flexible, unas veces apoyarás tú al otro y otras será el otro quien te ayudará a ti.
- Saber diferenciar entre simpatía y empatía. La simpatía es la capacidad de solucionar los problemas de otros desde tu propia visión personal. La empatía es apoyar al otro y ayudarle a solucionar el problema de la manera en la que la otra persona ha decidido hacerlo.
El síndrome del salvador puede ser complicado, pero con trabajo consciente y colaboración, las parejas pueden superar estas dinámicas y construir una relación más equitativa y satisfactoria.